Los estudiantes de Terza Liceo Artistico deslumbran en nuestro Colegio con su obra maestra ‘Frammenti Leonardini’.
En un despliegue de creatividad y talento artístico, los estudiantes de Terza Liceo Artistico han creado una impresionante obra titulada ‘Frammenti Leonardini’. Este mural, desarrollado durante más de 30 horas, representa diferentes fragmentos del pensamiento leonardino.
El concepto detrás de la obra es significativo: “Frammenti” implica juntar varios pedazos de un mismo todo y configurarlos de formas distintas, permitiendo crear una nueva forma de ver la realidad a través de la creatividad. Esta interpretación única y creativa de la filosofía de Leonardo da Vinci es una muestra del ingenio y la destreza artística de nuestros estudiantes.
El mural no solo celebra el arte, sino que también es un testimonio del arduo trabajo y dedicación de los jóvenes artistas. Su talento y habilidades han sido claramente demostrados en esta obra maestra que ahora adorna nuestro colegio, inspirando a todos los que lo contemplan.
Los invitamos a apreciar este mural que se encuentra en la parte posterior de la palestra pequeña, frente al Centro Italiano. A su vez, los estudiantes escribieron una explicación de la obra que les compartimos a continuación:
Frammenti Leonardini
Todo nace del centro: Leonardo. Una explosión de símbolos, de perspectivas y de conocimiento. En el mural se figura el Vitruvio de un colibrí que escapa de la perfección y del orden, para encontrar su propia libertad. Así mismo, está rodeado por la silueta de un ojo, donde se asoma el alma del ser, donde se engendra la irracionalidad, el mundo de los sueños, las ideas y la magia de cada uno de los elementos.
La creación y el intelecto humano se encarnan en la mano que sostiene un lápiz, juntos representan la posibilidad de construir y desdibujar el destino. Del lápiz crecen rosas, que simbolizan la pasión del Ser creador de la propia conciencia, de poder plasmar un poco de sí mismo, abrazado por las letras de Leonardo, escritas en el interior de las hojas.
Por otro lado, se configuran libros, con líneas, formas y colores, que vuelan de historias, desafían la gravedad de narrativas, sueñan y resuenan en nosotros. El ascenso de los libros se traduce en libertad y en caminos.
Los tres niños que moldean un individuo ilustran la preparación humana para un mundo incierto, para el desasosiego o la vida. Somos una “deconstrucción” constante, y en el colegio nos redescubrimos para formarnos, para encontrarnos.
En el trabajo conjunto, cristalizamos nuestra interioridad en cada fragmento y en cada suspiro de pintura, para fundirlos completamente en un espacio. Dejamos plasmado un legado, nuestra historia, la mirada de cada uno, los sueños y los miedos.
Estamos hechos de arte, creamos para compartir un poco de lo que somos y de lo que seremos, para concebir un vínculo de intimidad con el mundo y así construir diálogos que trasciendan en el tiempo. Este mural es una explosión de conocimiento y de sentires, una explosión de diversidad de pensamientos, que al juntarse resignifican un espacio. La unión crea comunidad y revela la esencia de lo que somos juntos, de nuestra evolución personal y de lo que deseamos dejarle al mundo.
La materialización del mural contiene una historia, un proceso, que se muestra en su totalidad: cada uno de nosotros vive en cada trazo, en cada fragmento de la obra. El mural se traduce en libertad, en la libertad de encontrar en medio del caos nuestra identidad artística e inmortalizar nuestra esencia.